Cuando llegamos a este jardín, la pérgola estaba medio derruida, con las vigas torcidas, las macetas podridas y el toldo... el toldo completamente descosido y lleno de hongos.
Cuando nos fuimos, la pérgola presentaba un aspecto inmejorable, las vigas enhiestas y firmes, las macetas nuevas de madera tratada contra la humedad y el toldo... el toldo preparado y dispuesto a transformar su esquina de jardín en una amable sala donde pasar el verano.
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