-Me alegro de que mi calle merezca su aprobación -observó Selden cuando llegaron a la esquina.
-Su calle? ¿Vive usted aquí?
Contempló con interés las fachadas nuevas de ladrillo y piedra caliza, fantásticamente variadas en atención al afán de novedad norteamericano, pero frescas y acogedoras con sus toldos y jardineras.
Edith Wharton
La casa de la alegría
http://es.scribd.com/doc/56574234/Wharton-Edith-La-Casa-de-La-Alegria
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